En Donostia, las sociedades gastronómicas, la trainera y la emblemática Bandera de la Concha, están profundamente interconectadas. Este vínculo no solo se basa en la pasión que despiertan ambas actividades entre los donostiarras -este domingo, los locales sociales de la Parte Vieja se llenaran de almuerzos y comidas para seguir tanto la final femenina, como la masculina-, sino también en la colaboración constante que se da entre los clubes de remo y las sociedades.
El apoyo de las sociedades al remo donostiarra
Las sociedades gastronómicas como Gaztelubide, Unión Artesana, Esperanza, y muchas más, han sido un motor crucial en la promoción del deporte del remo. No es de extrañar, dado que es muy habitual que asociaciones de este tipo contasen con una o varias filiales dedicadas a uno u otro deporte. Y es que en el caso de la Donostiarra, estas sociedades no solo funcionan como puntos de encuentro y celebración, sino que también son patrocinadoras activas, proporcionando apoyo financiero y logístico. Cuando el Club Kaiarriba Donostiarra, cuyo reciente ascenso a la Eusko Label Liga fue impulsado por el respaldo de estas instituciones, varias sociedades invirtieron en las palas de las embarcaciones y ahora lucen con orgullo los nombres y escudos de varias sociedades, destacando su papel en cada regata.
Ur-Kirolak y su historia en el remo
El Club Náutico Deportivo Ur-Kirolak también tiene una historia destacada en las regatas donostiarras. Fundado en 1923, este club ha sido un pilar fundamental en el desarrollo del remo y otros deportes acuáticos en la ciudad. Su influencia en el mundo del remo ha sido significativa, fomentando el espíritu competitivo y el apoyo comunitario que caracteriza a este deporte en Donostia. Ur Kirolak también cuenta en la actualidad con una sede en la Parte Vieja.
La Esperanza y la última bandera masculina
La última victoria de un equipo masculino de Donostia en la Bandera de la Concha, en 1950 con La Esperanza, es un ejemplo claro de cómo estas instituciones son fundamentales para la identidad deportiva de la ciudad. De hecho, aquella enseña aún se exhibe en el local de La Esperanza, en la calle San Vicente.
En definitiva, la relación entre las sociedades gastronómicas y las regatas de traineras es un reflejo del carácter donostiarra: una combinación de tradición, comunidad y esfuerzo colectivo. A lo largo de los años, estas sociedades no solo han sido testigos de la historia del remo en San Sebastián, sino también protagonistas activos en su desarrollo y éxito. Se podría decir que también reman en La Concha.